La religión desde otro punto: BELCEBÚ

Belcebú (Hebreo: בַּעַל זְבוּב‎, Baʿal Zəvûv; Árabe: بعل الذباب‎, Ba‘al adh-Dhubāb) conocido también como “El Señor de las moscas”] o «señor de la vivienda (celestial») Belcebú es uno de los siete príncipes del Infierno y el que representa el pecado capital de la gula. Su nombre deriva a Ba’ al Zebûb, un término despectivo que los hebreos emplearon para burlarse del hecho de que los templos donde era adorado estaban repletos de moscas, insectos que se alimentaban de la carne de los sacrificios que no era recogida y se dejaba pudrir dentro del templo.

En la demonología cristiana, es uno de los siete príncipes del infierno, según la visión católica. El Diccionario Infernal lo describe como una mosca demoníaca también conocida como «el señor de las moscas». Antaño fue un poderoso querubín aliado de Lucifer que le siguió como su principal lugarteniente en la rebelión de los ángeles. Cuando fue expulsado junto con sus aliados se convirtió en uno de los grandes demonios. Se le confunde a menudo con el demonio Baal.

¿Hay razones para creer?

En una carta que el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer dirigió el 21 de julio de 1944, desde la sección militar de la cárcel de Berlín-Tegel, a su amigo Eberhard Bethge -editor de la obra más emblemática del teólogo alemán, Resistencia y sumisión. Cartas y apuntes desde la prisión-, rememora el diálogo mantenido durante su estancia en los Estados Unidos con el joven pastor protestante Jean Naserre. Se preguntaban entonces por lo que quería hacer cada uno con su vida. El joven pastor le dijo que su máxima aspiración consistía en ser santo. Bonhoeffer, contradiciendo abiertamente, le replicó que él ‘quería aprender a creer’. A renglón seguido comenta: ‘Más tarde comprendí, y aún sigo constatando, que sólo viviendo plenamente la vida de este mundo es como aprendemos a creer’.

Con esta breve reflexión, Bonhoeffer estaba marcando el nuevo camino de la fe y de la experiencia religiosa en un mundo secularizado y ‘mayor de edad’ en el sentido kantiano. Sólo se puede aprender a creer viviendo en el mundo y comprometiéndose solidariamente en su transformación. Tal ha de ser, a mi juicio, la actitud de toda persona creyente -de cualquier religión- que no quiere instalarse en las creencias heredadas, sino que desea vivir su fe de manera adulta y motivada, con una actitud crítica y sin caer ni en el fanatismo ni en actitudes crédulas.

Hoy la fe no es algo obvio ni evidente. Quizá no lo haya sido nunca, ni lo será en el futuro. La in-evidencia y la no-obviedad son constitutivas de la experiencia religiosa. A su vez, como recuerda el teólogo italiano Franco Ardusso, ‘el creyente no puede creer a la ligera, ya que es un sujeto humano dotado de exigencias de honestidad intelectual y de rectitud moral respecto a los actos que realiza’. Honestidad y rectitud que le prohíben llevar a cabo cualquier acto de suicidio de la propia inteligencia, como sería la consideración de la fe como un salto en el vacío contra o fuera de la razón. Precisamente por eso es necesario dar razones de la fe como actitud y opción de vida.

Ahora bien, ¿cuáles son esas razones? Veamos algunos de los modelos propuestos en la historia de la reflexión cristiana. Uno es el de la vía negativa, que puede resumirse en la pregunta ‘¿creer, por que no?’, o en el prudente ‘quizá sea verdad’. No excluye que la ciencia y la razón puedan iluminar un buen trecho en el itinerario de la fe, pero reconoce, al mismo tiempo, que ninguna de las dos es capaz de guiar hacia la meta de ese itinerario. La persona creyente adopta una actitud de disponibilidad, acogida y apertura hacia el misterio de Dios que se manifiesta de múltiples formas y por múltiples caminos. Es el modelo de los místicos que experimentan a Dios como el innominado e indefinible y llegan a hablar de la ‘nada de Dios’, como hace el maestro Eckhardt.

Otro modelo es el del testigo autorizado, al que ha recurrido la apologética tradicional. Fundamenta el acto de fe en los milagros y la resurrección de Cristo. Ambos fenómenos se consideran históricos y empíricamente verificables y se presentan como signos del poder divino sobre la naturaleza que eliminan toda sombra de duda en torno a la credibilidad de la revelación. Este modelo se mueve dentro de una concepción mítica de la fe cristiana y se muestra incapaz de dialogar con el mundo de la increencia. Apenas tiene seguidores en la teología actual, fuera de los círculos fundamentalistas. Sobre todo después de la aplicación del método de desmitologización, por parte de Bultmann, a los textos del Nuevo Testamento.

El tercer modelo es el antropológico, que busca -y cree encontrar- las razones de la fe en el interior del ser humano: ‘Dios en el fondo del ser’, al decir de Paul Tillich. La revelación no aparece como algo externo o superior a la persona, sino que sintoniza con las más profundas aspiraciones humanas y responde a las preguntas más acuciantes sobre el sentido. Es el modelo seguido por las teólogas y los teólogos sensibles al giro antropológico de la modernidad (Rahner, por ejemplo).

La teología política sitúa las razones de la fe no en el horizonte de la razón científico-instrumental o técnica, sin sujeto ni historia, ni en el de la razón pura, que ni siente ni padece, sino en el de la razón práctica en su dimensión pública y subversiva, que cuestiona la sociedad burguesa y se traduce en solidaridad con las víctimas. La persona creyente acredita la verdad de la fe a través de una praxis histórica transformadora. Es un modelo ampliamente compartido por la teología europea de los últimos 50 años (Moltmann, Metz, etc.) y respetado en buena medida por la teoría crítica de la sociedad.

A la familia de la teología política pertenecen las teologías de la liberación -aunque con diferencias propias de toda familia-, que buscan las razones de la fe no en los dogmas del cristianismo, sino en la opción por los marginados y excluidos. Opción que es vivida en el encuentro con el Dios de los pobres y expresada a través de la praxis de liberación. Se trata de dar razón de la fe en el Dios de la vida frente a los ídolos de muerte y de hacerlo creíble como liberador en un mundo de opresión creciente. La opción por los pobres constituye la verdad ética y teológica primera. Siguen este modelo las diferentes teologías de la liberación del Tercer Mundo (latinoamericana, asiática, africana, etc.) y los movimientos cristianos proféticos.

La teología feminista propone un nuevo paradigma en lo referente a las razones de la fe. Para ella, la imagen de Dios Todopoderoso y Justiciero, Impasible e Inmutable, es una proyección androcéntrica creada por la teología y la teodicea patriarcales para legitimar el poder-dominio de los varones sobre las mujeres y sobre la naturaleza (también sobre Dios). Esta teología rechaza las razones ‘kiriárquicas’ de la fe, que convierten a Dios en varón y a éste en Dios. Como alternativa propone la vía de la razón compasiva que, desde la subjetividad de la mujer, considera a Dios sensible a las discriminaciones de género y solidario con quienes sufren todo tipo de marginación.

Ahora bien, el problema de la fe no se dirime sólo en el terreno de las razones, cualesquiera que éstas sean. En la fe, como en toda experiencia humana, hay también una ‘lógica del corazón’, que no tiene por qué seguir miméticamente la lógica de la razón. ‘El corazón -decía Pascal- tiene razones que la razón no entiende’. No se trata de poner en conflicto ambas lógicas, sino de compaginarlas para no incurrir ni en un fideísmo crédulo ni en un racionalismo frío. En la fe hay, además, una voluntad de creer, como ha señalado Norberto Bobbio: ‘Siempre he sentido un gran respeto por los creyentes, pero no soy un hombre de fe. La fe, cuando no es un don, es un hábito; cuando no es un don ni un hábito, es el resultado de una fuerte voluntad de creer’. En definitiva, en la base de las razones de la fe se encuentra una experiencia, y en el fondo de ella late la cuestión del sentido de la existencia. Y eso merece respeto.

Ahora bien, si la fe tiene sus razones, también las tiene -y no menos sólidas- la increencia, y el creyente ha de tomarlas en serio, respetarlas y entrar en diálogo con ellas, en vez de condenarlas, como hacía la apologética tradicional hoy renacida de sus cenizas, o revestirlas de ‘creencia implícita’, como hicieron -equivocadamente, a mi juicio- los defensores del ‘cristianismo anónimo’. Coincido a este respecto con Jean Lacroix cuando afirma: ‘Una cierta apologética insistía en los últimos tiempos tal vez excesivamente sobre la fe implícita del ateo y pretendía establecer que el ateo confiesa a pesar de todo a Dios, contra sus propias afirmaciones. Hoy, por el contrario, se debería hablar de la incredulidad del creyente’ (subrayado mío). Efectivamente, la increencia concierne también, y de manera directa, a los propios creyentes. La fe se siente permanentemente amenazada no sólo ni de forma prioritaria por los embates que le vienen de fuera, ni siquiera por el ateísmo, el agnosticismo o la indiferencia religiosa, sino por su propia naturaleza. En la persona creyente hay una inclinación existencial hacia la incredulidad por el carácter oscuro e inobjetivable de la fe. Fe e incredulidad conviven juntas en los creyentes, como demuestran los místicos que, según confesión propia, vivieron su experiencia religiosa en medio de noches oscuras del alma.

Razones para no creer

Aquí presento algunas de las razones para no creer:

1 – El Egoismo de la Oración: Cuando alguien reza ¿qué está haciendo? Cuando un futbolista celebra un gol dando gracias a Dios ¿importa si el portero que recibió el gol era cristiano también? ¿o no? ¿Qué porcentaje de las oraciones serán genuinamente altruistas?

 

2 – ¿Gazapos? ¿Qué Gazapos? – Si «La Palabra de Dios» (La Biblia, según algunos) es tan importante ¿Cómo es que la gente que la estudia a pie de la letra no estudia hebreo para entenderla en su versión original? En la forma que se lee ya, ha sido pasado por 2 (o más) coladores de traducción (mucha de la cual es errónea) así que… a aprender hebreo, o dejar de destacar la importancia de susodicho texto.

 

3 – Idos y Multiplicaros – La represión sexual – ¿Cuántas maneras puedes encontrar en la religión de reprimir a la sexualidad de la gente? ¿Qué tal esto? – fomentar la idea que el sexo sólo es para procrear. Así esos otros otros deseos y sensaciones se pueden tachar de pecaminosos y ‘anti-naturales’. Otra buena manera de meterle el miedo a las mujeres sería decirles que su ídolo debería ser una madre que a la vez era virgen (¿otra traducción mal hecha u otro ejemplo más del mito del profeta nacido de una virgen que existía ya en muchas religiones anteriores al cristianismo?). De todas maneras… a parir, mujeres, pero sin follar a ser posible. Así estarías más limpias (Fue por vosotras que nos expulsaron de Edén, recuerda. Excepto si preferemos la interpretación – más coherente a mi juicio – de los Gnósticos).

 

4 – ¿Cuantos ángeles pueden bailar en la punta de un alfiler? – Pero… ¿de verdad hay gente que aún cree en los ángeles? Yo sé que sí hay. No es de extrañar. El año pasado (2007) se reunieron varios obispos, arqui-obispos y quién-sabe-qué demonios en el vaticano para decidir qué pasaba a los almas de los bebés que no habían llegados a ser bautizados. El tema es claramente urgente. Se rebaja a esto; ¿Existió o no el purgatorio (que la misma iglesia había inventado unos siglos atrás)? Y hombres adultos, alrededor de una mesa, discutiéndolo como si importara. Y tanta gente encerrada en monasterios y conventos durante tantos años (para ahorrar gastos familiares en muchos casos) no haciendo más que rezar y alabar a ALGO QUE NO EXISTE… ¡qué desperdicie de vidas! Bueno… Richard Dawkins ha dicho que hasta la teología como disciplina es, efectivamente, estudiar ABSOLUTAMENTE NADA.

 

5 – «El Cielo es un lugar donde no pasa nunca nada» (Talking Heads) – Si llegas a ser invitado allí… ¿Cuántos años tienes en el paraíso? ¿No llegarás a ansiar la muerte después de unos, digamos, 2 millones de años? ¿Puedes elegir a ser más mayor en el cielo que llegaste a ser en la tierra? ¿O tienes que tener los años que tienes cuando te mueres? ¿O puedes elegir tener menos? ¿Y tus padres y abuelos? ¿Hay cielos donde tú eres joven y ellos viejos y otros donde es todo al revés? Y ¿estarán allí mis mascotas de la infancia? La verdad es que cuando me pongo a pensar qué forma el paraíso podría posiblemente tomar… veo que la idea no tiene ni pies ni cabeza.
Una de mis frases preferidas: «El Hombre es La Medida» («Man is the Measure») – Protagorás

 

6 – ¿Hay correlación entre inteligencia y religión? O, sí… – Con una excepción, los países más desarrollados (en cuanto a la fuerza de la economía y el nivel de vida) son los países con menos índice de creyentes religiosos en su población. (¿Cuál es el país que no sigue esta norma?). Según cálculos de Las naciones Unidas (oé por la BBC en esta primera semana de diciembre 2012), dentro de diez años, habrá unos diez países donde efectivamente la religión dejará de existir como fuerza social. El primero será Dinamarca.

(Para más información acerca de este tema, y muchos relacionados, se recomienda ‘The God Delusion‘ de Richard Dawkins)

 

7 – Monoteísmo, Monopolio, Monolitos – ¿Qué religión es la mejor? Y ¿por qué hay más de una? Que lo peleen entre ellos. Avísame cuando alguien haya ganado.

 

8 – ¿Alguién creeria esas cosas si no se llamaban ‘creencias religiosas’?  – Hay gente que cree que en muy breves, los cielos se abrirán, unos ángeles tocarán sus trompetas y los 44.000 almas que lo merecen serán transportados al Paraíso mientras los demás sufriremos para siempre en el Infierno… no, en serio – ¿Por qué tenemos que ‘respetar’ a las creencias religiosas? Una bobada es una bobada, sea científica, metafísica o no. No veo mucho ‘respeto’ entre las mismas religiones. Mi madre me enseñó precisamente eso; hay que respetar a las creencias de la gente. Como me iba haciendo mayor más me preguntaba si mi madre tenía razón allí. (En casi todo lo demás sí la tenía).

 

9 – ¿Quieres saber qué pasa después de la muerte? ¿O si el Paraíso existe? Pregunta a un experto – ¿Por qué (demonios) un vicario o cura sabrá más sobre este tema que un científico, un fontanero o un ateo radical?

 

10 – Técnicas psicológicas que ayudan mucho a la hora de reprimir un pueblo entero – Vamos a jugar a ¿Quién-tiene-la.culpa? El Catolicismo hace esto muy bien. Como piensa que el universo está ‘instilado’ con un ser que ve y a creado todo, si algo pasa, pues algo tendrá que ver dios ¿no? Entonces, siempre hay una cosa, si no humana, pues, bastante parecida a un humano (un ‘intelecto’ o un ‘amor’) que es el origen de otras cosas. Por lo tanto se cae en una visión del mundo donde, si algo pasa, tiene que ser culpa de alguien de por sí. Este estado mental lo hace muy difícil explicar las cosas con un ‘porque sí’ o ‘simplemente sucedió así’. Si quieren ser más científicos, pues por eso existe la ciencia. Una cosa psicológicamente parecida (a mi juicio) es el concepto del ‘Pecado’ – no es, como, realmente malo, pero a ‘él’ no le gusta; le ofende en cierta manera. Incluidas en los supuestos pecados están muchas cosas que dan placer. ¡Ojo! Allí yace la tentación y los caminos hacia en infierno. Esto provoca la mentalidad de pensar que si algo que sienta bien, ya te hace sospechar que tiene algo de ‘malo’.

 

11 –Dios como el último en la cadena de comanda de MILGRAM.
El experimento de Milgram fue una serie de experimentos llevada a cabo por Stanley Milgram en la Universidad de Yale. Aparecieron en Behavioral Study of Obedience (Estudio del comportamiento de la obediencia) y en su libro Obedience to authority. An experimental view (Obediencia a la autoridad. Un punto de vista experimental). El fin de la prueba era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal (de Wikipedia).
En fin, descubrieron que los seres humanos haremos cosas que van en contra de nuestros instintos morales si nos podemos refugiar en la idea que hay una autoridad por encima de nosostros. ‘Siguiendo órdenes’, como reclamaban la mayoría de los Nazis juzgados en Nüremberg,
Lo que MÁS ME PREOCUPA de todas las religiones es que ELLOS piensan que su autoridad viene de una fuente más alta que la razón humana. Es una delusión, claramente, pero ¿cómo convencerles? Y si ellos piensan que hacen lo que hacen por ordenanza DIVINA… eso puede llegar a ser peligrosísimo (La Inquisición, las Cazas de Brujas…).
Si interesa leer de un incidente histórico de este tipo, recomiendo Los Diablos de Loudin (The Devils of Loudun) de Aldous Huxley. Allí retrata la historia las endemoniadas de Loudun, probablemente el caso más famoso de posesión diabólica colectiva que se conoce. Tuvo lugar en 1634 en la pequeña ciudad francesa de Loudun. Afectó a las monjas ursulinas del convento, supuestamente hechizadas por el padre Urbain Grandier, quien fue acusado de brujería, de acuerdo con el testimonio de las endemoniadas, torturado y condenado a morir en la hoguera

 

12 – Ya sabemos todo lo que hay que saber; y siempre lo sabíamos – ¿Qué tiene la iglesia en contra del deseo natural y humano de explorar, investigar y saber más acerca de nuestro mundo? ¿Hay algo que inspira más que la idea de que siempre estaremos quitando capas de nuestros conocimientos? ¿En reconocer que no hay nada fijo, siempre nos vamos hacia delante, a territorios nuevos? Por lo visto, no:

La iglesia tiene un record histórico de oponerse a muchos caminos científicos que luego resultaron de gran beneficio para el conocimiento del ser humano.

¿A qué se ha opuesto?’ – Excursiones arqueológicas a Egipto para leer los jeroglíficos (por si contradecía el mito del Arca de Noe)

Las teorías de: Galileo (¿Cuántos años tardaron en ‘disculparle’?), Newton (máquinas), Darwin (¡qué osadía!) y Turing (máquinas y homosexuales)

Ahora con las células madre, tienen otra oportunidad de enseñarnos como comportarse ante fronteras nuevas.

 

13 – Si Jesucristo curó a los cojos ¿eso quiere decir que es ‘malo’ ser cojo? – ¿Qué es esa fascinación con la pobreza y las enfermedades y minusvalías? Alguien dijo de madre Teresa (como comenta Christopher Hitchens; ‘¿Qué tiene, precisamente, de «madre»?’ y para datos biográficos sobre este personaje, véanse abajo) parece que no le gustan tanto los pobres que la pobreza. Cuando traducía una revista de monjas para un trabajo que tenía hace unos años, me llamó la atención esa fijación que tienen con ‘los pobres’, los hospitales y tal. Y qué arrogancia. Tantas veces tuve que traducir en su revista ‘Y la gente se alegró mucho al vernos’ y frases semejantes. ¿Dice quién? Yo, cuando veo a una monja, me deprime. Pero en fin, visto todo lo de arriba, hay gente pa’ to’.

Vale, venga, y otro más… y de esa manera despejamos al número de asistentes el la Última Cena, que tan mala suerte bíblica nos trae…

 

14 – Los extraterrestres: si existen ¿están salvados? – Digo, esos que no han llegadop a la tierra ni llegarán nunca… ¿Tendrán otro ‘Hijo de Dios’ que puede ir a ‘predicar la Palabra’ a otros civilizaciones? Si no, ¿son como las tribus de los océanos del Sur, a quienes tenían que bautizar para salvarles las almas? O, si no les ha visitado ningún Salvador, ¿no será porque no les hace falta?

Bueno… hasta que sepamos a ciencia cierta que esas criaturas hipotéticas existan, no hace falta hacer las preguntas. Menos mal.

 

En fin – como dijo una vez el astrónomo-filósofo Carl Sagan – «Está bien tener la mente abierta, pero no tan abierta que se te caiga el cerebro».

La misión

wikipedia

La misión (título original: The Mission) es una película británica de 1986 dirigida por Roland Joffé e interpretada por Robert De NiroJeremy Irons, Ray McAnally y Aidan Quinn en los papeles principales, ganadora de varios premios cinematográficos internacionales.

El largometraje británico de Roland Joffé tiene como telón de fondo el Tratado de Madrid (1750), entre España y Portugal, por el que se dirimió momentáneamente la disputa por la Colonia del Sacramento —en la desembocadura de Río de la Plata— y la lucha entre las monarquías absolutas europeas y el poder detentado por la Iglesia hasta la época centrado en la Compañía de Jesús; ésta ejercía gran influencia en los ámbitos cultural, económico y en alguna medida político, agudizada esta última por la cuestión de su cuarto voto religioso a favor de la figura del sumo pontífice. Por entonces, los reyes católicos europeos consideraban a la figura papal más como un príncipe soberano que como un pastor de almas, con lo que los jesuitas eran vistos como los representantes de un estado dentro de sus dominios.

Iguazu Falls - panoramio.jpg

La película comienza junto a las cataratas del Iguazú, donde los misioneros jesuitas intentan atraer a la fe y la civilización a los guaraníes que vivían en la selva. Tras el martirio de algunos misioneros de la Compañía de Jesús al ser arrojados a las cataratas por los indígenas, el padre Gabriel (Jeremy Irons) encabezará la labor pastoral en solitario acompañado de una Biblia y un oboe. Poco a poco su labor va adquiriendo cuerpo hasta que pasado el tiempo —apoyado por otros sacerdotes y hermanos jesuitas— logra crear las reducciones o misiones en la zona. Estas fueron una especie de comunidades autosuficientes donde los indios eran evangelizados —apartándolos de sus temores e instruidos en las destrezas técnicas y culturales europeas en el uso de herramientas para la agricultura, la música, etc. además de protegerlos de los tratantes de esclavos. Esta última práctica estaba prohibida por las Leyes de Indias dictadas por los reyes de España, pero, en aquel lugar tan apartado del mundo y con la sustanciosa compra-venta que hacían los vecinos portugueses de los indios capturados (en territorio luso sí estaba permitido), las autoridades locales españolas no sólo hacían caso omiso de la ilegalidad de estas prácticas, sino que se lucraban con ello.

En el medio de esta labor misional, surge el personaje de un cazador furtivo de indios, el capitán Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), a quien la traición nacida entre su amante y su hermano arrastrará a una confrontación fratricida (un duelo) con un resultado mortal. A raíz de esto, Mendoza sufre una transformación física y psicológica, ya que siente culpa por la muerte de su hermano y por los indios cazados. Es acogido por la orden jesuita en la ciudad, no obstante lo cual no logra perdonarse a sí mismo. El padre Gabriel le invita a la reconciliación con Dios, con los indios guaraníes y consigo al proponerle ir con él a la selva y ayudar a la labor que llevaban a cabo en una de sus reducciones. El capitán acepta, cargando voluntariamente con sus armas y bagajes, por un territorio accidentado, hasta donde viven libremente los guaraníes. Allí es perdonado por estos —que lo reconocen— y liberado espiritualmente de toda carga pasada. La labor misional va viento en popa, hasta que la situación geoestratégica internacional nubla aquel paraíso en la tierra. El nuncio de Su Santidad, cardenal Altamirano (Ray McAnally), es enviado a aquellas tierras para hacer desaparecer las reducciones jesuitas a través de la vía diplomática y no soliviantar a las potencias de España y Portugal. La supervivencia de la Compañía está en juego en todo el orbe católico. A pesar de todo ello, los misioneros le enseñan la obra realizada —que en la película es elevada al éxtasis con la música de Ennio Morricone— con el objetivo de hacerle desistir de sus propósitos.

El corazón y la inteligencia, la labor pastoral y las exigencias políticas de la época harán dudar al nuncio, que, sin embargo, cederá ante las presiones recibidas creyendo, de este modo, salvar a la Orden y cumplir con su servicio a la Iglesia. Craso error. Años más tarde estalló la Guerra de los Siete Años (17561762), un conflicto armado a escala mundial que se desarrolló tanto en Europa como en América y Asia. Poco más tarde (1767), la Compañía de Jesús fue expulsada de todas las posesiones de la Monarquía Hispánica —hecho que ya se había dado con anterioridad en otros reinos cristianos como los de Portugal o Francia— y que, en conjunto, fue un desastre para los virreinatos americanos. Al final del largometraje se dará la lucha que afrontarán ahora los jesuitas de las misiones guaraníes y que será de dos tipos; tanto pacífica y espiritual (padre Gabriel), como violenta y mundana (hermano Mendoza), ante la política de hechos consumados que resultará de la incorporación de aquel territorio a la Corona de Portugal, por medio de las armas.

 

INVICTUS

Invictus es una película verídica de drama deportivo del año 2009, dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon. La historia está basada en hechos reales y en el libro de John Carlin,​ El factor humano. Trata sobre los acontecimientos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, organizada tras el desmantelamiento del sistema segregacionista del apartheid. Freeman y Damon encarnan al presidente sudafricano Nelson Mandela y a Francois Pienaar, el capitán de los Springboks.

Invictus se estrenó en los Estados Unidos el 11 de diciembre de 2009. El título puede ser traducido del latín como «víctor» o «invencible», y es el título de un poema del inglés William Ernest Henley.

Argumento

Cuenta los acontecimientos en relación con la selección de rugby de Sudáfrica en los primeros años vividos en el país tras la abolición del sistema segregacionista del apartheid. Nelson Mandela está en la presidencia de Sudáfrica después de haber pasado muchos años encarcelado por su activismo político, y desde ese puesto se dispone a construir una política de reconciliación entre la mayoría negra, que fue oprimida en el apartheid, y la minoría blanca, que se muestra temerosa de un posible revanchismo por parte del nuevo gobierno.

Para tal fin, Mandela fija su atención en la selección sudafricana de rugby, conocida como «Springboks». Este equipo no pasa por una buena racha deportiva y sus fracasos se acumulan; además, no cuenta con el apoyo de la población negra, que lo identifica con las instituciones del apartheid. Mandela se da cuenta de que la población negra asistía a los juegos de los «Springboks» solo para apoyar a los contrarios, algo que él recordó que también hacía cuando estaba en prisión.

Debido a que Sudáfrica sería la sede de la Copa Mundial de Rugby de 1995, a un año de aquel entonces, Mandela decide apoyar al equipo nacional y para ello convence a las nuevas autoridades del Comité de Deportes Sudafricano, compuesta en su mayoría por dirigentes de raza negra, de que se unan a él en el apoyo a los «Springboks». Mandela convoca entonces al capitán del equipo, François Pienaar, a una reunión en la cual le señala que el triunfo de la selección de rugby en la Copa Mundial sería un logro capaz de unir e inspirar a una nación, y como muestra de ello, comparte con el deportista un poema escrito por William Ernest Henleyllamado «Invictus», y que le sirvió de inspiración durante sus años de prisión.

De esta forma Pienaar y el resto de su equipo comienzan a entrenar, al mismo tiempo que, por orden del alto gobierno, deben cumplir la labor de llevar el deporte del rugby a las distintas comunidades negras mediante sesiones de entrenamiento. Entretanto, muchos Sudafricanos, de ambas razas, tienen sus reservas y dudan de que el rugby será capaz de unir a una nación que ha estado dividida durante 50 años por discriminaciones raciales. Para muchos de los ciudadanos negros, especialmente los más radicales, el equipo de los «Springboks» simboliza la «supremacía blanca». Sin embargo, Mandela y Pienaar se mantienen firmes en su teoría de que este juego puede unir exitosamente a un país.

Las cosas empiezan a cambiar a medida que los jugadores interactúan y comparten experiencias deportivas con los locales. Durante los juegos de apertura, el apoyo por los Springboks comienza a crecer entre la población negra. Para los siguientes juegos, después de las primeras victorias de los Springboks en la Copa Mundial, ya los ciudadanos de todas las razas apoyaban los esfuerzos de Mandela y la selección de rugby.

Sorprendentemente, los Springboks superan todas las expectativas y se clasifican para la final de la Copa Mundial, teniendo que enfrentarse con el equipo de Nueva Zelanda, los «All Blacks», conocidos como el equipo de rugby más exitoso del mundo en aquel entonces. Antes del juego, los Springbroks visitan la Isla Robben, ex-prisión en la cual Mandela pasó la mayor parte de sus 27 años de condena. La experiencia conmueve profundamente a Pienaar, quien se sorprende por el hecho de que Mandela sea un hombre capaz de perdonar a aquellas personas que lo encerraron en una celda durante casi 30 años.

Apoyado por una enorme multitud de fanáticos en el estadio Ellis Park de Johannesburgo, de ambas etnias, blanca y negra, Pienaar motiva a su equipo. Justo antes del comienzo, aparece en el horizonte un avión de pasajeros. Sobrevuela en raso el estadio, y su lomo muestra las palabras “Buena Suerte Springboks”. Los Springboks ganan el juego con un gol de patada de campo de último minuto de Joel Stransky (Scott Eastwood), con un marcador de 15–12. Mandela y Pienaar se reúnen en el campo para celebrar la improbable e inesperada victoria.

Las calles de la ciudad se llenan de personas en una celebración unánime sin distinción de etnia o condición social. Entretanto, el auto de Mandela y su séquito de seguridad pasa entre la muchedumbre a su vez que el presidente sudafricano observa a su nación unida en un solo grito de victoria. Las frases del poema «Invictus», se oyen una vez más en su mente.

Trailer

fuente de información

 

Religión

 

Mi opinión es que la Iglesia como institución es muy hipócrita, tiene aspectos negativos que se muestran a toda una sociedad. Como por ejemplo la nula aceptación al colectivo gay…

Me considero atea, lo cual supone que no solo rechazo cualquier modelo de religión, sino también cualquiera de las propuestas que estas plantean acerca de la existencia de una entidad creadora omnipotente denominada dios, y cuya verdad es irrefutable.

Resultado de imagen de religion catolica

1. ES UNA HERRAMIENTA DE PODER Y MANIPULACIÓN

La religión fue creada por el hombre (que no por la mujer) tomando como base una determinada figura histórica destacada en su tiempo (Jesús de Nazaret), y manipulando cualquiera de los posibles hechos y de sus posibles mensajes, con el fin de ejercer poder y control sobre las masas dirigiéndolas así a su antojo y conveniencia, y apoyándose fundamentalmente en la ignorancia y el miedo predominantes en la época.

Sus manipulaciones utilizan los anhelos de comprensión del ser humano y su miedo a lo desconocido, o a lo que todavía no se puede demostrar, ofreciendo a cambio garantías inciertas todavía menos comprobables basadas en la fe y en los designios de un supuesto creador que todo lo sabe y todo lo puede.

2. FOMENTA EL MIEDO, EL RECHAZO, LA INTOLERANCIA Y EL ENFRENTAMIENTO

El rechazo a otras posturas y creencias es una de las características de la religión, porque aceptarlas como posibles o válidas sembraría dudas sobre sus planteamientos y menoscabaría de esta forma su poder e influencia.

Solo hay un dios verdadero, y ese es el mío, solo hay una absoluta verdad y es la que mi dios establece, proclaman.

Esta postura fomenta el odio, la intolerancia y el enfrentamiento hacia quienes no profesen las mismas creencias, o hacia quien se enfrente o no se someta a sus imposiciones, las cuales son consideradas como la única forma válida de interpretar nuestra existencia.

Y para los que argumentan que eso no es lo que la palabra de dios promueve, sino lo que los desviados seres humanos ejecutan por virtud de sus retorcidas mentes y sus sucios corazones, que me expliquen entonces quien es el responsable, si no lo es la religión.

Y no me hace falta ir a Irlanda o a Oriente Medio, aquí en España los religiosos también son ciertamente intolerantes con las personas.

Si desean obtener respeto que empiecen por respetar.

3. COARTA LA LIBERTAD Y REFUERZA LA IGNORANCIA Y LA DEPENDENCIA

La religión no te hace más fuerte y mucho menos más libre, ni te garantiza vivir mejor aunque así te lo parezca, sino más bien todo lo contrario.

La religión te hace más débil y dependiente porque dejas de enfrentarte a los hechos tal y como son, con lo cual reniegas de aceptarlos, lo que te generará no pocas contradicciones además de bastante sufrimiento. Y por ende tus decisiones ya no dependerán de ti, sino que irán en función de lo que ellos te impongan, pretendiendo que cumplas con una lista sin fin de restricciones a tu libertad.

Todas estas imposiciones bajo amenaza de purgatorios y castigos divinos, no son más que un método de control que coarta tu libre albedrío y refuerza tu dependencia apoyándose en tus miedos.

No creo en la religión como medio imprescindible o estímulo para que la gente sea ‘buena’, ni tan siquiera la considero como necesaria, más bien la veo como un impedimento y una contaminación de lo que realmente podríamos conseguir de no existir sus intencionadas manipulaciones.

4. RECHAZA LA REALIDAD RACIONAL

Adoptando una religión vivirás ahogándote constantemente en un mar de dudas y contradicciones por las incongruencias entre lo que ellos te dicen y lo que tu razón te sugiere.

Ante cualquier pregunta o reproche, ellos argumentarán que sus planteamientos no son demostrables o cuestionables porque provienen de una fuente que está muy por encima de nosotros, y la cual no podemos comprender porque su magnificencia y sus designios escapan a nuestras capacidades: “la palabra de Dios es la verdad universal y no puede ponerse en duda”.

La fe como forma de aceptar y adoptar creencias y convicciones no comprobables es irracional en sí misma, y entra en conflicto directo con lo que supone y plantea el método científico, donde ha de producirse una observación empírica verificable y neutral para aceptar una prueba o evidencia como válida.

La ciencia también busca la comprensión y las verdades básicas sobre el origen y el funcionamiento del universo, pero es una búsqueda que está sujeta a corrección, a revisión, ajuste, o incluso rechazo, en caso de que se presenten evidencias que entran en conflicto o son mejores.

Las supuestas verdades religiosas son inamovibles e incuestionables, creo que ya he explicado con anterioridad el por qué.

5. FRENA EL DESARROLLO Y EL PROGRESO

Yo soy claramente partidario del camino y del método que propone la ciencia, porque creo que es la dirección que debemos seguir y la herramienta que hemos de utilizar para avanzar en nuestro desarrollo como especie, explorando y explotando de esta forma todas nuestras capacidades.

Opino que la religión, con todos sus retrógrados y rígidos planteamientos, y toda su moralidad discriminatoria y trasnochada, se presenta como un obstáculo para el desarrollo, el progreso y el avance de las sociedades humanas, porque no solo coarta la libertad individual sino también la libertad de pensamiento, que es el motor del conocimiento científico.

Han sido siglos de restricciones al avance de éste conocimiento, impuestas en muchas ocasiones de una manera salvaje y brutal, y lo peor de todo es que todavía siguen haciéndolo.

La religión nos inmoviliza anclándonos al pasado, y no hace más que poner trabas y obstáculos al avance y al desarrollo de los pueblos, muchas veces yendo en contra de su bienestar, oponiéndose de forma constante y cínica hacia cualquier forma de libertad de elección en todo lo relacionado con la familia, la sexualidad o la medicina, por poner algunos ejemplos.